LOGISTICA 4.0 QUE ES Y COMO ESTA IMPACTANDO LA FORMA DE HACER MEJOR LAS COSAS.
¿Qué es la Logística 4.0? En un mundo en el que la cantidad de siglas y nuevos términos no para de crecer, son pocos los que finalmente permanecen en el tiempo por su utilidad. Si nos regimos por su importancia, la Logística 4.0 tiene muchas papeletas para ser longeva, ya que va a ser fundamental en la última revolución del mundo empresarial: la Industria 4.0.
La Industria 4.0 es el nombre con el que se conoce a la cuarta revolución industrial. La primera, que comenzó en el siglo XVIII, surgió con la aplicación del vapor a los procesos de fabricación. La segunda, en el siglo XIX, tiene como protagonistas a la electricidad y a la producción en cadena; mientras que la tercera, en el siglo pasado, presencia las primeras automatizaciones.
La Industria 4.0, bautizada así en 2011 en la feria de Hannover Messe (Alemania), es un nuevo paradigma caracterizado por la integración de lo digital y lo físico, así como por la difuminación de las barreras entre ambos conceptos.
Qué es la Industria 4.0
Un informe del Ministerio de Industria de España destaca cinco características de la Industria 4.0:
Sistemas ciberfísicos
Este tipo de sistemas están constituidos por una parte material -física- y por otra digital e informatizada, que lleva a cabo labores de monitorización, control e incluso de decisión. El software está entrelazado estrechamente con el funcionamiento de la propia máquina y es aquí donde se difuminan las barreras entre los ‘ciber’ y lo ‘físico’.
Industria y productos inteligentes
Frente a los procesos masivos y las infinitas cadenas de montaje de las revoluciones industriales anteriores, la industria 4.0 apuesta por la personalización. También por la capacidad para conocer el estado de fabricación en cada momento y de cada producto -y actuar dependiendo de ello en tiempo real-, ser más capaces de personalizarlos, ofrecer más opciones y acortar los procesos de producción.
Internet de las cosas
La creciente capacidad de todo tipo de objetos para obtener información de su entorno y comunicarse entre sí supone un enorme cambio para la industria. Al poder comunicar su estado -temperatura, emplazamiento, buen funcionamiento, necesidades…- con el resto de elementos de la fábrica el potencial de automatización aumenta exponencialmente.
Hiperconectividad
Algunos estudios apuntan a que para 2020 habrá más de 5.000 millones de aparatos conectados a internet. Tablets, móviles, electrodomésticos… son los aparatos en los que piensa habitualmente el ciudadano de a pie. Pero la industria también va a hacer uso de estas tecnologías. Las máquinas dejarán de ser elementos aislados para ser parte de un engranaje realmente conectado. Sin olvidarnos de los clientes, que también están cambiando sus hábitos de compra, de consulta y de consumo gracias a las nuevas herramientas, con lo que la omnicanalidad ganará protagonismo.
Big Data
Como es de esperar, este salto en la cantidad de aparatos conectados a internet e interconectados entre sí da lugar a una enorme cantidad de datos. Sin embargo, la mera acumulación de datos no aporta valor. Ahí es donde entra el Big Data, en la extracción de ese significado, que bien puede ser utilizado directamente por las máquinas o presentado de forma que las personas puedan tomar decisiones gracias a ellos.
La industria 4.0 no se puede entender sin una logística 4.0
Retos para la logística 4.0
¿Dónde entra entonces la Logística 4.0? El ministerio la incluye entre los retos de este nuevo tipo de industria, como no podría ser de otra manera. Resulta difícil pensar en un proceso de fabricación y distribución en el que durante la fase manufacturera tengamos un proceso con una gran presencia de lo digital, de la interacción entre máquinas y de robotización y que, una vez llegue al transporte, esas características no tengan continuidad.
Entre los retos que el ministerio señala y que son de aplicación para la logística encontramos:
- Gestionar tamaños de series y tiempos de respuesta más cortos.
- Adoptar modelos logísticos inteligentes.
- Adaptarse a la transformación de canales y a la omnicanalidad.
- Aprovechar la información para anticipar las necesidades del cliente.
- Gestionar la trazabilidad de extremo a extremo.
Para afrontar estos retos, la logística 4.0 debe seguir profundizando e innovando en temas como la gestión de inventarios, la previsión de la demanda, la automatización de los almacenes, la transparencia de la trazabilidad… Es decir, en todos aquellos aspectos que cada día resultan más accesibles gracias al desarrollo de la tecnología: la hiperconectividad, el big data, el abaratamiento de las etiquetas RFID, etc. Hasta lograr integrarlos a todos, hacerlos ‘hablar’ entre sí y cerrar el círculo de esta industria+logística 4.0.
Cómo podría ser un proceso 4.0
El desarrollo de las posibilidades de este mundo 4.0 permite dejar volar a la imaginación. Sin embargo, muchas de estas posibilidades ya son una realidad. A veces ya cotidianas, como las automatizaciones de almacenes, o en estados inciales, como la distribución en vehículos autónomos (desde drones a camiones sin conductor).
A lo largo de toda una cadena de suministro, son muy numerosos los puntos en los que se puede hacer presente este 4.0. Por ejemplo: las compras de un producto en el punto de venta disparan nuestro sistema de previsión de la demanda, que mediante el Big Data cruza esas ventas con otros factores muy diversos (desde el histórico de ventas hasta el ambiente en las redes sociales, las noticias o la previsión meteorológica…) para producir una orden de reabastecimiento.
El proceso de fabricación estará compuesto, parcial o totalmente, por máquinas capaces de tratar la mercancía, de llevarla de un punto a otro de la cadena, de valorar diversas variables (estado del producto, maduración del alimento, detección de defectos, tiempo pasado en un determinado lugar) y actuar en consecuencia. También se habla en este punto de la importancia que puede tener la impresión 3D en la capacidad de personalización y de acortar los tiempos de respuesta.
Una vez terminada la fabricación, un proceso 4.0 podría incluso solicitar automáticamente el transporte e incluso elegir entre las diversas opciones a la más conveniente. Atendiendo no solo al propio producto (destino, peso, dimensiones), sino a las condiciones externas (cortes de carreteras, zonas a evitar, lugares que hayan sufrido catástrofes naturales, calidad de los diferentes proveedores…). También sería capaz de conocer en tiempo real y de forma exacta el estado de nuestros stocks, valorando cuánta cantidad necesitamos enviar a cada lugar en cada momento y analizando continuamente los niveles de stock adecuados.
Una vez realizado el envío, la logística 4.0 puede detectar problemas en la carga -roturas, problemas con la temperatura, desvíos en la ruta- mediante el uso de sensores, lo que abre la puerta a conocer antes los posibles problemas y poder enviar una nueva remesa de producto mucho antes de que el problema se detecte en destino.
La creciente inteligencia de los vehículos y su interconexión les permitirían conocer las rutas más eficientes, cambiar su recorrido en tiempo real según cambien las circunstancias del tráfico (accidentes, huelgas, atascos…), del envío (clientes que indiquen que están ausentes o cambien sus preferencias de hora de entrega) o de la ruta del operador logístico (nuevas recogidas o entregas a realizar). Incluso el reconocimiento de patrones en los comportamientos de clientes y destinatarios podría reducir el número de entregas fallidas. Y a todo esto le podemos sumar la presencia de vehículos conducidos autónomamente, con los que ya se lleva tiempo experimentando.
Todo esto hace que una Industria 4.0 no pueda entenderse, y no puede estar completa, si no es de la mano de una Logística 4.0 que la acompañe.
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